El electromiograma y las cuñadas
Cuando a alguien le prescriben un electromiograma lo primero que piensa es "¿me va a doler?". Lo primero que uno hace es preguntar a los conocidos cercanos o a familiares. Siempre hay una cuñada, o una vecina, a la que le han hecho alguna vez un electromiograma "y es dolorosísimo". Siempre me ha dado mucha pena ver a la gente agobiada al entrar en la consulta, pensando que va a ser una tortura china. "No he podido dormir pensando en ello, doctor". La verdad es que es una prueba que puede ser molesta, eso es seguro, pero no tiene por qué doler. La hacemos a recién nacidos incluso, y muchas veces ni se enteran. Suelen sufrir más los padres que los bebés. Yo me la he tenido que hacer muchas veces, cuando enseño a residentes o a otros médicos y no es demasiado molesta. Lo que me da pena es cuando el paciente ha sufrido antes por culpa de los comentarios de la cuñada o de la vecina. ¿No se dan cuenta de que decir que algo va a doler es peor para el paciente? Si no duele, han sufrido innecesariamente por anticipado. Si les resulta molesto, tampoco les ha ayudado. O sea, que la gente que te advierte de que el electromiograma es doloroso, o es mala persona, porque te hace sufrir deliberadamente, o bien es torpe, porque te hace sufrir innecesariamente.
Así que ya sabe: si se va a hacer un electromiograma, no pregunte a nadie. Y si se lo ha hecho ya, no sea exagerado y no le diga nada ni a los vecinos ni a la familia política.